RELACIÓN ENTRE EL ESCRITOR Y LOS LECTORES
La obra literaria sólo tiene sentido si alguien la lee. El lector es, entonces, una pieza fundamental de la obra literaria. No se puede escribir para Nadie. Se escribe para Alguien.
Una narración ha de servir para algo más que entretener. Y también para algo más que disfrutar la belleza expresiva. Todo eso es importante, por cierto, pero un buen relato es el que muestra situaciones, personajes y ambientes que inviten a la reflexión sobre la vida y sobre el ser humano. Los cuentos que uno no olvida son los que abordan una realidad mucho más vasta que la de su mera anécdota.
Todo escritor inicia su carrera siendo lector. Comienza escribiendo algo similar a lo que ha
leído. Después, se manifestarán sus motivaciones propias para comunicar algo a los lectores.
Uno debe preguntarse qué es lo que desea expresar, hacia dónde desea llegar, qué es lo que aportará a quién lo lea.
Conviene no usar fórmulas expresivas intrincadas, y considerar que los lectores no tienen una paciencia inagotable.
El buen lector no se limita a observar pasivamente lo que lee, sino que es un nuevo creador de la obra. Se busca en esa foto que es el libro, y recrea la obra literaria, casi como si fuera un autor. Los acontecimientos resuenan de distintas formas en el lector, algunos porque los ha tenido, y otros por lo contrario. Es así, como la obra literaria puede tener un significado diferente para cada lector, atendiendo a sus circunstancias.
Es bueno escribir pensando en lectores que se identifiquen con lo que leen y lo cuestionen. No sólo lo leído sino también se pregunten cómo eso vive en ellos. Que descubran aspectos propios.
Mirar con ternura y buen humor las vivencias divertidas que uno(a) ha tenido, es un buen ejercicio tanto para la persona que escribe como para la que lee.
Un buen libro ha de ser un espejo que despierte en el lector algo que ya existía en él. Que ilumine al lector para descubrir sus propios personajes interiores. Así, puede conocerse mejor, y desarrollar alguna de sus facultades que estaban postergadas.
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Para qué escribir
Esta pregunta se parece a "Para quién escribir?
Sin duda, uno escribe para comunicarse con personas. Entonces, cabe preguntarse "qué personas". Las que piensan y actúan como uno. Que puedan encontrarse en el libro, como en un espejo.
En definitiva, una persona escribe para compartir, para establecer puentes.
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