Método

   ¿De dónde proviene lo que se va a escribir?
Mucho de lo que uno escribe ha llegado a través de un sueño. Otro tanto viene de la simple observación del entorno. Un rostro dice mucho. Casi se puede captar algunas causas de su estado de ánimo. En cuanto a diseño de personajes coherentes puede ser de utilidad apoyarse, entre otras cosas, en los eneatipos.

   ¿Y el lenguaje?
De gran importancia es el lenguaje que se utiliza. Éste ha de ser tan simple como bello, sin caer en extremos inconvenientes. Uno de estos extremos sería el lenguaje administrativo, excesivamente simple y carente de interés literario. El otro extremo sería el de usar palabras rebuscadas, supuestamente bellas u originales, pero que sacan al lector de lo esencial del relato. Que haya que leer con un diccionario al lado..., no es grato.

   ¿Y el flujo narrativo?
Entre una escena y otra, el flujo narrativo debe ser natural. Cuando se necesitan puentes artificiales para cambiar de escena, o si éstas quedan desconectadas, algo está faltando en alguna de ellas, o bien, pertenecen a relatos distintos.

   ¿Y la página en blanco?
Se ha hablado demasiado de ese momento difícil en que el escritor se enfrenta a la página en blanco. Si algún día llega a ocurrir eso, quiere decir que no es día de crear, sino de revisar algún escrito anterior, con espíritu de crítica constructiva. Hay un tiempo para dejar salir la palabra, y un tiempo para ordenarla.