Para hacerlo desde el espíritu, he de activar mi fuerza interior. Es como afinar un instrumento musical. Nuestro propio ser tiene todo lo que se necesita para restablecer el buen funcionamiento corporal y psicológico. Cada cual ha de descubrir su propio método. Talvez podrá parecerse a éste, o a alguna de sus variantes (presentadas con otros colores).
El primer paso para abordar esta aventura es un ejercicio de respiración. Y luego, la relajación del cuerpo, tanto en su parte externa como interna. Recién entonces, empieza el viaje interior: Imagino un muelle. Voy hacia él, y desato el bote; me subo y voy en él hacia la otra orilla del lago.
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Camino hacia el pueblo costero. Estoy Aquí y Ahora, en mi mundo interior. |
Voy por un camino bello hasta el ascensor del tiempo. Lo espero. Cuando llega me subo y marco el que será mi destino, fuera del Aquí y el Ahora.
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Para obtener pistas que me ayuden a definir una actitud a tomar en la vida, dialogo con maestro(a) interior, o con persona muy querida ya fallecida, o bien, voy a leer a la Biblioteca de la Sabiduría Universal. |
Puede ser algún momento de mi vida en que me sentí pleno(a), con mucha vida y felicidad. O con algún personaje antiguo, o actual que esté lejano.
Llego a una realidad bella. La disfruto. Observo al personaje o a mi propia persona del pasado, interactuando con su entorno. Vuelvo a descubrir sus sueños. Converso. Pongo atención a lo que me dice. Vitalizo mi relación con la persona. Amo gratuitamente. Perdono. |
Voy a la Nazaret antigua. Me encuentro con José y Jesús en su taller.
Yo, mueble, tengo un defecto que corregir. Ellos me enseñarán a hacerlo.
Ese defecto puede expresarse como: Muesca o daño superficial, o cojeo, una repisa que baila, un cajón que no cierra, o que no se abre. Esta última es la más difícil de solucionar y la más importante, ya que hay algo dentro que necesito recuperar.
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Cuando sea el momento de volver, voy al camino bello |
Cuando sea el momento de volver, voy hacia el ascensor del tiempo, y marco mi nuevo destino, la época actual. Bajo hacia el camino bello.
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Encuentro un escaño. Me siento. Me ubico en el lugar interior que se me despierta al recordar la experiencia pasada que recién observé. Me ubico en mi ser, donde confluyen las 3 vertientes: Verdad, Amor, Existencia.
Es la fuente de agua viva, que brota generosa y fluye libremente por cada sendero de mi alma poniendo felicidad. De ahí, ya puedo soltar amarras y resistencias sicológicas, como son, por ejemplo, los miedos, apegos, vanidades, rencores y ambición desmedida.
Y llega también el agua viva a lo más interno de mi cuerpo, el corazón, y se transforma en flujo sanguíneo que recorre todo el cuerpo mejorando, aunque sea un poco, el funcionamiento de cada célula.
Terminado este tiempo, camino hasta el bote. Retorno en él hasta esta orilla del lago. Después de llegar, ya puedo volver a mi estado normal.
No basta con hacer este ejercicio una vez. Se necesitan muchas veces. En algunas de ésas, será bueno escribir lo más relevante de la experiencia vivida. Me servirá para obtener un conocimiento que me ayude a vivir de mejor manera, como una persona nueva.
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