Primer lugar:
"Caballo imaginando a Dios", Augusto Monterroso
A pesar de lo que digan, la idea de un cielo habitado por caballos y presidido por un Dios con figura equina repugna al buen gusto y a la lógica más elemental, razonaba los otros días el caballo.
Todo el mundo sabe -continuaba en su razonamiento- que si los caballos fuéramos capaces de imaginar a Dios lo imaginaríamos en forma de Jinete.
Segundo lugar:
"El fantasma", Helder Amos
Se asustó al pasar frente al espejo, ¡ había visto a un fantasma ! y al darse la vuelta para escapar de esa casa embrujada, vio su cuerpo sin vida reposando sobre el sofá.
3)
"El asesino rubio", Juan José Tapia
Observaba el cigarrillo con curiosidad, casi con religioso respeto.
-No puede ser; es imposible. Deben estar equivocados todos esos necios.
El humo salía de su boca acompasado por el ritmo de sus palabras. Echó una última mirada a la colilla antes de abandonarla en el cenicero.
-¿Sabes qué? Siempre creí que mi asesino tendría una apariencia más fiera.
4)
“El paraíso imperfecto”, Augusto Monterroso
-Es cierto -dijo mecánicamente el hombre, sin quitar la vista de las llamas que ardían en la chimenea aquella noche de invierno-; en el Paraíso hay amigos, música, algunos libros; lo único malo de irse al Cielo es que allí el cielo no se ve.
5)
"222", del libro "La sueñera", Ana María Shua
Entre los millones de parejas humanas que habitan el planeta, no hemos logrado hallar una sola que satisfaga nuestras aspiraciones de buen gusto. Ese inconveniente sumado a ciertas variaciones climáticas nos han decidido a seguir conservando nuestro estado actual, en espera de más apropiadas circunstancias para nuestro nacimiento.
6)
"In Paradisum", Marco Denevi
Dios debe disponer que periódicamente los santos y los bienaventurados abandonen por una temporada el Paraíso, pues de lo contrario no saben u olvidan que viven en el Paraíso, empiezan a imaginar otro Paraíso por su cuenta, en comparación el Paraíso les parece muy inferior, una especie de caricatura, eso los pone melancólicos o coléricos y terminan por creerse los condenados del Infierno.
7)
"La petición", Jorge Dixon Neri
Después de muchos años de haberla hecho, su petición fue finalmente aceptada. Hasta entonces supo que previamente habría de permanecer enclaustrado un tiempo más o menos largo.
Súbitamente fue tomado de los pies y arrastrado hacia fuera, donde por unos instantes quedó suspendido en el aire cabeza abajo, envolviéndolo una luz cegadora. Por la espalda, sorpresivamente, recibió un golpe fortísimo que le hizo lanzar un prolongado alarido que remató en sollozos; acababa de nacer.
8)
"Robinson desafortunado", Ana María Shua
Corro hacia la playa. Si las olas hubieran dejado sobre la arena un pequeño barril de pólvora, aunque estuviese mojada, una navaja, algunos clavos, incluso una colección de pipas o unas simples tablas de madera, yo podría utilizar esos objetos para construir una novela. Qué hacer en cambio con estos párrafos mojados, con estas metáforas cubiertas de lapas y mejillones, con estos restos de otro triste naufragio literario.
9)
“Canto a la realidad”, José María Merino
Sueña la Bruja del Este que es un ama de casa con los rulos siempre puestos y una receta estupenda de buñuelos de viento. Sueña el Príncipe Azul que es un funcionario público detrás de una ventanilla que pone sellos de hasta tres colores distintos. Sueña el Hada Madrina que es maestra de escuela en un pueblo pequeño y amante discreta de un hombre casado. Sueña el Viejo Dragón, en su cueva, con la partida de dominó de los sábados a ritmo de chatos de vino y aceitunas sin hueso. Cada mañana, todos despiertan con la triste conciencia de quien se sabe preso y sin salida en un mundo de fantasía.
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